Democracia Violenta, del periodista José Luis Ortega Vidal

Xalapa, Veracruz, noviembre 16.- El próximo 8 de diciembre, el periodista José Luis Ortega Vidal presentará en Xalapa su libro Democracia Violenta. Es el segundo libro que ha escrito. El primero se publicó en 2017 y se tituló El Naufragio Electoral. Aquel libro fue un trabajo colectivo de 19 periodistas veracruzanos, algunos muy destacados como Alberto Morales “Beto Gato”, la poetisa Silvia Sigüenza, Pablo Jair Ortega, la doctora Guadalupe H. Mar, de la Universidad Veracruzana; José Antonio Ortega, quien participó como fotógrafo; Miguel Ángel Rueda, Enrique Quiroz, Luis Chávez y Esperanza Arias, entre otros.
En este segundo libro: Democracia Violenta que, también, igual que el anterior, tiene que ver con procesos electorales. El primero: El Naufragio Electoral fue el proceso electoral de 2016. Y Democracia Violenta se basa concretamente en el proceso electoral 2020-2021. La diferencia es que este es un libro que José Luis Ortega Vidal escribió de manera individual.

Citó que tiene grandes amigos como Miguel Ángel Cristiani, la antropóloga María Elena Rocas, Fabián Antonio y Augusto Vázquez Chagoya (E.P.D.) vía su viuda, la señora Magda, y Enrique Quiroz, quienes le autorizaron la publicación de algunos de sus textos individuales que tienen que ver con el tema que aborda.
Se trata de un libro que tiene un 80, 85 por ciento de creación de José Luis Ortega Vidal y el resto son colaboraciones de sus amigos. Es un libro que corresponde a un proyecto ya muy anterior. Es el segundo.
La idea que tiene el autor es hacer más libros sobre esta temática de la democracia en los procesos electorales, concretamente del estado de Veracruz, pero con una perspectiva que abarque elementos no sólo del sur de Veracruz sino de varias partes del territorio veracruzano, donde hubo rasgos de violencia electoral o rasgos de democracia violenta, y algunas perspectivas de carácter nacional.

Así, la breve entrevista:

– ¿Has tenido amenazas por estos libros?
Por los libros, estrictamente no, gracias a Dios, hasta ahora hemos tenido una libertad de expresión plena. Yo tengo 35 años en el periodismo y escribo la columna Claroscuros que, también, se ha publicado en tu medio, y en otros medios a nivel nacional. Claroscuros ha viajado al extranjero, también se ha publicado en Sudamérica: Argentina y Perú. Igualmente, en España y Alemania. Y en algún momento de mi vida periodística hubo por Claroscuros, más específicamente, algunas advertencias, pero hasta ahorita hemos podido realizar nuestro trabajo.

El estado de Veracruz es violento, en general en todo el país, pero en el caso particular de Acayucan y toda esa región del sur, es una zona caliente ¿cómo has logrado sortear esta inseguridad con tu trabajo periodístico?

Acabo de platicar –con respecto al libro- con un fiscal electoral, le toca trabajar la zona de Tabasco, pero también la zona de Tamaulipas y antes de ser fiscal fue magistrado, también en el terreno electoral. Un hombre muy experimentado y cuando platicamos del libro y del trabajo periodístico, me ubicó y me comentó que era la parte más peligrosa del estado de Veracruz en materia electoral. Esa fue la perspectiva de un funcionario federal dedicado a la procuración de justicia en el terreno estrictamente electoral. Me compartió esa visión y el reporte que tenemos es que el sur de Veracruz es la zona más difícil.

– ¿Un periodista debe tener disciplina, me imagino que tú eres súper disciplinado?

Se va convirtiendo un hábito, empiezas a tener una forma de vida que para mí fue el periodismo. Primero hice periodismo cultural en el Instituto Veracruzano de Cultura, de 1987 a 1994 con la doctora Ida Rodríguez Prampolini, quien fue la directora fundadora. Ahí, de muy joven, tuve la oportunidad de entrar a trabajar, capacitarme como promotor cultural y de hacer periodismo cultural.
Fue un privilegio estar ahí con grandes maestros, entre ellos el poeta José Luis Rivas, el maestro Miguel Galindo Valencia y el maestro Óscar Hernández, así como con grandes intelectuales. Después fui conociendo a lo largo de mi vida a personajazos, a quienes recuerdo con mucho cariño como a don Ángel Leodegario Gutiérrez Castellanos “Don Yayo”, en el Diario del Sur de Acayucan que él fundó, y luego, el Diario Política que fundó en Xalapa.

Primero hice periodismo policiaco y ser reportero policiaco es un privilegio, aprendes muchísimo. Luego pasé a hacer periodismo político y después tuve el gran privilegio de ser auxiliar, alumno de vida de don César Augusto Vázquez Chagoya, monstruo del periodismo de la política veracruzana: Ellos tenían eso: disciplina y formación.

A mí, en el IVEC me enseñaron a leer. Con Ida Rodríguez era leer y leer para poder dialogar con ellos. Escuchar y leer, se te queda un hábito como el tomar el café todos los días, no puedes pasar el día sin leer. Ahí están los libros y hoy con el Internet tienes acceso a todo. Lo demás es igual, el hábito de escribir es como un vicio, no puedes estar sin escribir un artículo, una columna, una nota. Y esto facilita mucho el trabajo, porque cuando yo decido a hacer libros, se tiene todo ese bagaje y se te vuelve algo, relativamente, sencillo. Hay gente que te ve medio raro y pregunta ¿cómo le haces?

– ¿A qué hora escribes?
A mí se me da mucho escribir de noche, en el día no puedo escribir, mi cabeza no puede, no me da. Yo me arrancó a las 8, 9 de la noche, a veces a las 10 y viene el desvelo, a las 12 o 1 estoy terminando la columna Claroscuros que, a veces me lleva cuatro horas. Hace rato platicaba con un gran periodista, don Edgar Hernández, y me decía que mis artículos son larguísimos, pero que hay que leerlos completos porque tienen mucha información.
He sido un hombre muy afortunado, un hombre que influyó muchísimo en mi manera de escribir y la manera de entender el sentido estricto de la literatura, es un poeta, un monstruo de la literatura mexicana, se trata de Orlando Guillén, nativo de Acayucan, ahora vive en Barcelona, España, es un hombre que está peleado con el sistema, como él dice. Yo conviví, en Acayucan, con Orlando Guillén dos años, trabajamos juntos, hicimos una revista, hicimos periodismo; siempre pegado a Orlando, aprendiendo, como fue con mis clases de literatura. Me mostró la importancia, muy grande, de cuidar línea por línea de lo que vas a escribir.
Yo no soy escritor, no hago literatura, yo hago periodismo. Un escritor se puede dar cierto lujo de entregar una novela en dos años, los periodistas tenemos que entregar una columna diaria, porque el tema que abordas hoy, mañana ya pasó de moda. Muy difícil ser tan riguroso con el lenguaje.

– ¿José Luis, en qué momento perdiste la audición?
Bueno, esto ocurrió en 2009, tuve un accidente en Coatzacoalcos, sufrí una caída de seis metros y ocurrió lo que los médicos le llaman fractura de piso medio (traumatismo craneoencefálico). Dios existe, Dios me ama y yo amo a Dios. A mi esposa le dijeron los doctores que tenía el diez por ciento de posibilidades de vida, muy difícil que sobreviva, le insistieron. Y sobreviví, y la única secuela que me quedó fue que perdí el sentido del oído, he usado durante 13 años un aparato que me permite escuchar. Sin embargo, ahora que estaba haciendo el libro, hace como cuatro o cinco meses, mi aparato dejó de funcionar. Estoy en proceso de reemplazarlo

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